Este libro me ha enamorado tanto como el anterior de esta autora, El cielo está en cualquier lugar. Cuando suba la reseña os contaré más detalles de la novela. Por ahora os dejo con colección de frases para el recuerdo:
Siempre adivino lo que Jude tiene en la cabeza. A ella, en cambio, le cuesta más saber lo que yo estoy pensando, porque en mi cabeza hay persianas que echo cuando es necesario.
¿Sabéis lo que quiero? Quiero coger a mi hermano de la mano y echar a correr hacia atrás en el tiempo, dejando que el aire nos arranque los años como un abrigo que se suelta despreocupadamente. Las cosas nunca salen como uno espera.
Ojalá pudiera parar el mundo como un reloj para poder contemplarlo a mi antojo. Ahora mismo, algo sucede en su rostro, como si un objeto muy brillante tratara de esconderse en él: una presa que contiene una corriente de luz. Su alma debe de ser un sol. Nunca había conocido a nadie cuya alma fuera un sol.
Para que se produzcan milagros, tienes que ser capaz de verlos, Jude.
Me está mirando de un modo que debería estar prohibido o patentado, y sus ojos me privan de la capacidad de recordar cosas como mi propio nombre o mi especie.
Nadie te dice cuánto pesa la ausencia, ni cuánto tiempo dura.
¿Usted cree en eso? ¿En las segundas oportunidades? En la vida, me refiero -sé que mis palabras suenan como un programa de testimonios, pero quiero saberlo. Porque, para mí, la vida se parece a darte cuenta de que vas a toda pastilla en el tren equivocado, en el sentido equivocado, sin que puedas hacer nada por remediarlo.
¿Quién iba a decir que un beso pudiera ser así, capaz de alterar el paisaje interior hasta tal punto, de desbordar los mares, de empujar los ríos montaña arriba, de devolver la lluvia a las nubes?
Puede que las personas estén hechas de muchas personalidades distintas. A lo mejor estamos siempre acumulando nuevos yoes. Sumando personalidades a medida que tomamos decisiones, buenas y malas, que metemos la pata o progresamos, que perdemos la cabeza y recuperamos el sentido, que nos hundimos, nos enamoramos, lloramos a un ser querido, crecemos, nos apartamos del mundo o lo agarramos por los cuernos, a medida que creamos cosas y las destruimos.
Las personas mueren, pero nuestras relaciones con ellas no. Perviven y se transforman por siempre.
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